Nueva edición de esta fiesta homenaje al fundador de la ciudad de Badajoz, Ibn Marwan. En esta ocasión retiraron algunas de las barras (antes exteriores al evento) de bebidas y comidas, quedando las permitidas dentro de la propia zona de celebración de la fiesta y del mercado «medieval», lo cual me pareció una gran idea, pues así se potencia realmente el carácter árabe del fin de semana, evitando ruidos molestos a los vecinos y potenciando el consumo de los típicos productos musulmanes.
Como normalmente se acaba comprando algo (en realidad, bastantes cosas), no quise pertrecharme con la cámara reflex y aproveché la baja calidad de un smartphone para intentar alguna toma que describiese lo que se vende y el ambiente que se respira, animando a todos aquellos que viven cerca de la ciudad a que visiten la alcazaba de Badajoz y parte de su casco antiguo durante esas fechas…merece la pena.
Como siempre, por pereza o por no querer soportar una cola inaguantable y acabar enfadado con aquellas personas que guardan muchos lugares a otras que no acuden hasta el inicio de la obra, nos volvimos a perder la obra teatral que se representa en los Jardines de la Galera.
Filme que narra la vida y obra de dos personajes con caracteres muy diferenciados, pero que compartieron época vital: Carl Friedrich Gauss y Alexander von Humboldt. La película va contando, de forma entremezclada, la historia de estos dos científicos, humanistas o espíritus curiosos y libres. Al principio, no queda clara la relación entre las dos historias, que parecen realmente pertenecientes a dos películas distintas; de hecho, llegué a pensar, durante el visionado, que había algún tipo de error en el material cinematográfico que tenía entre manos. Esto se mantiene hasta el final, cuando emerge clara la relación (aunque lo curioso es la reacción de cada uno de los dos hombres a la situación final).
Carl Friedrich Gauss, apodado el príncipe de las matemáticas, contribuyó, entre muchísimos otros descubrimientos, con su conocida campana para distribuciones normales de probabilidad, su método de resolución de sistemas de ecuaciones o sus investigaciones con los números complejos.
Alexander von Humboldt, un verdadero ilustrado, trabajó en campos tan dispares como la geología, la astronomía o la botánica, realizando grandes viajes de exploración por América del sur y Asia, aventuras en las que se centra la presente película.
Hay una escena que quise comentar con mi dentista que, aparte del pequeño humor que contiene, nos hace ver cómo ha avanzado la ciencia médica en un par de siglos.
Aunque inicialmente me interesé por la película debido a mi oficio como profesor de matemáticas, no está indicada para cursos de primer o segundo ciclo de la ESO, ya que contiene algunas escenas un poco subidas de tono, pero sí que podría proyectarse en clases de 2º de Bachillerato, donde se espera una mayor madurez y sentido crítico del alumnado. No obstante, son dos horas de buen entretenimiento, bonitos paisajes, anécdotas divertidas de los personajes y un gusto cultural muy apetecible.
Conclusión: si no mereciera la pena ver esta película germana del año 2012 basada en la novela de Daniel Kehlmann, dirigida por Detlev Buck y protagonizada por Florian David Fitz y Albretch Schuch, desde luego no habría escrito sobre ella.
Nunca me han gustado las grandes aglomeraciones de gente, no me gusta considerarme como «masa». Este principio es también aplicable a los festivales de música, a pesar de haber asistido a algunos de ellos. La razón es bien simple: me gusta ver el grupo que toca, verlo realmente, no sólo escuchar su música en una lejanía inadmisible respecto al escenario. Por lo tanto, siempre preferiré pequeños festivales o conciertos en salas cerradas, donde el contacto con el grupo es real o bien existe un espacio suficiente para bailar y saltar y tienes «a tiro de piedra» al grupo del cual has ido a disfrutar. Éste es el caso del festival del que voy a hablar aquí: el Vagos Open Air Festival que se celebró el pasado mes de Agosto en la localidad de Corroios, al sur de Lisboa, en nuestro vecino país de Portugal.
Tras haber disfrutado plenamente de los eternos BAD RELIGION en un pequeño pueblo extremeño, Quintana de la Serena, conocido como el pueblo del granito, en un festival muy pequeñito, quise rematar el verano viendo de nuevo a los que se han convertido en un grupo de referencia para mí en los últimos tiempos: KREATOR. Así que compré entradas para el festival mencionado en el párrafo anterior, donde también se suponía iban a tocar otro de mis grandes, ANTHRAX (los cuales, por «cuestiones logísticas», se cayeron del cartel y que, por lo tanto, han caído en desgracia para mí). De paso, y ya que no estoy en edades para tiendas de campaña, reservé en un modesto hotel en Costa da Caparica, a unos 5 kilómetros de Corroios, para disfrutar de las frescas aguas del Atlántico. No obstante, la zona de acampada reservada para el festival estaba muy bien situada y era tranquila, preparada para el descanso realmente. El festival y la zona de acampada se encontraban en un parque público de Corroios y, a pesar de las críticas de una señora que, al verme pasar vestido con la típica camiseta negra, me comentó, en tono irónico, supongo, que «á música faze ás pazes», no era excesivo el volumen de los conciertos a partir de medianoche (los conciertos terminaban a eso de las dos de la madrugada).
Eso sí, una pequeña apreciación es que, no obstante del clima atlántico de Portugal, el comenzar los conciertos a las cinco de la tarde provocó que se sufriera un poco por el calor, sobre todo los grupos de música, más de uno nórdico.
Respecto al cartel, los grupos de los que disfruté fueron: Mantar (dos tipos en el escenario dando una caña brutal), Katatonia (los pobres pasaron un calor tremendo, vestidos de negro), Anathema (me parecieron muy blandos para lo que se «cocía» en el festival) y Opeth (me sorprendieron muy gratamente, tocando una especie de ópera rock con momentos de arrebato muy tralleros); éstos el primer día. Para el segundo día: Schammasch (que iban vestidos con una especie de mantas y las caras pintadas…de hecho el cantante llevaba incluso una capucha, con lo que me dio por pensar que verdaderamente se encontraban en el infierno, al menos, por el calor que tuvieron que pasar), Abbath (muy, pero que muy brutos; geniales), Paradise Lost (que, como anticipo de lo que había ido a ver, no me disgustaron) y, por último, los magníficos Kreator (que, de las dos veces que les he visto, creo que esta fue cuando metieron más caña).
La experiencia, todo un éxito. Días de playa, buena y barata comida portuguesa, y tarde-noches de música heavy en directo, culminando con la soberbia actuación de los de Mille Petrozza, que me dejaron exhausto, sudoroso, pero al mismo tiempo flotando a veinte centímetros sobre el suelo, contento, feliz, transcendiendo el mundo del día a día y con el corazón aún más heavy que antes. Se intentará repetir el próximo verano. ¡Ah!, y encima, con la entrada, me regalaron una camiseta del evento.
Aunque antes, quizás, si todo va bien, vuelva a verles en Madrid, en La Riviera, el 24 de Febrero de 2017.
Una vista nocturna del puente de Palmas, con la torre de la catedral en el extremo izquierdo de la panorámica. Mirando las aguas del río, éstas han quedado ligeramente difuminadas por el efecto de un largo tiempo de exposición (entre uno y dos minutos).
Tenemos aquí un detalle de las dos torres centrales del puente de Palmas. Al fondo, situada entre ellas, se ve la torre de espantaperros iluminada.
Otra imagen del puente. Elegí esta fotografía para esta publicación por el color de las nubes (posteriormente desembocaron en una tormenta veraniega) y su reflejo en las aguas del río Guadiana.
Hay un punto en concreto dentro del parque de la margen derecha desde el cual puede tomarse la fotografía anterior. De hecho, tal punto tiene una plancha de cemento que parece que han puesto a propósito para colocar el trípode. En un momento específico del atardecer, aparece la sombra del puente real en el edificio de una cierta entidad bancaria, como puede verse perfectamente en la anterior instantánea (no tan instantánea, pues hay que subir los tiempos de exposición en la tarde-noche). Con un poco de suerte y paciencia (no ha sido el caso en esta ocasión) aparecen reflejados los colores del ocaso en las cristaleras del «rascacielos», ofreciendo una estampa muy bonita de esta parte del río.
Por último, una imagen del puente real con su iluminación nocturna característica. No hay excusa para la pereza, pero ya había recogido el trípode cuando, después de un paseo, quise tomar esta fotografía. Así que hice algo que, personalmente, no me gusta: subir la ISO a 6400 y disparar a mano alzada. La foto no está demasiado movida y, más o menos, es aceptable, pero puede comprobarse como inevitablemente ha aparecido el granilleo típico de usar una sensibilidad elevada.
En cualquier caso, aquí está expuesta la idea para alguna composición interesante de la ciudad de Badajoz. Si alguien se anima y quiere hacerlo mejor, «ahí está el corte».
Todas las anteriores instantáneas han sido tomadas durante el atardecer desde el parque de la margen derecha del río.
«Quien no ha visto en la carretera el alba, entre dos hileras de árboles, fresca y viva, no sabe qué es la esperanza».
Esta vista pertenece a una sección del parque de la margen derecha del Guadiana en Badajoz. Está tomada desde el puente de Palmas, en dirección al puente «universitario». Al fondo a la derecha puede apreciarse el puente real, donde termina el parque.
El puente de Palmas, o puente viejo. Cruzando en dirección al fondo de la fotografía, se llega a Puerta Palmas, situada en la margen izquierda del río. En esta margen hay una gran cantidad de aves acuáticas, de las que hablé en una anterior publicación.
Esta puerta cruza por debajo del cabecero del anterior puente en su margen derecha y alberga las dependencias donde se pagaban los impuestos por pasar el puente con mercancías. Posteriormente, en la puerta de Palmas se pagaba de nuevo para poder entrar en la ciudad.
Aquí, a través del arco del puente puede verse el edificio del Museo Arqueológico Provincial, que se encuentra dentro del complejo de la alcazaba de Badajoz.
Por último, esta última postal, que no se si debiera publicar, ya que la idea para su composición me la dio un amigo, también aficionado a la fotografía. Se ven las dos torres situadas en mitad del puente viejo y, en medio de ellas, al fondo, la torre de espantaperros. A la izquierda, un trozo de la muralla que delimita el recinto de la alcazaba.
«Quien se siente en el fondo de un pozo para contemplar el cielo lo verá pequeño».
Partiendo de un somero análisis de la situación social mundial en 2011, Antonio Romero Grano de Oro nos sumerge en un futuro próximo crítico que desemboca en un futuro ideal a medio plazo para el conjunto de la humanidad. La historia se narra intercalando momentos reales actuales, situaciones críticas medianamente plausibles y un futuro idílico para el hombre, quizá basado en lo que se propone en los documentales de «Zeitgeist», ya nombrados en el presente blog.
El libro es la narración de un cambio utópico de la humanidad, simplemente eso, como reza el título, una «gran utopía». Una crítica realista del libro incluiría avances en la Física y viajes interestelares poco creíbles, un sesgo occidentalizado, una temporalización de los cambios históricos muy rápida y demasiada fe en la inteligencia humana, porque, aunque se trate de un relato utópico, éste parte de la sociedad actual, que más bien vive cada día más idiotizada por la televisión (véase Idiocracia) y por el uso real de internet (que, en lugar de liberarnos de ella, nos está abocando como especie hacia una incultura abrumadora).
No obstante, el libro se deja leer, es entretenido y provoca, al menos, un deseo de cambio personal a mejor en la espera de que cambiemos a mejor como colectividad. A pesar de ello, durante toda su lectura, se me ha venido a la cabeza una palabra: ingenuidad.
Desde un punto de vista filosófico, se tratan temas transcendentales como, en mi opinión, es el asunto del destino de la humanidad a través de viajes interestelares de colonización y expansión de la vida por nuestro universo conocido. También, en otro orden, aparece la dicotomía relativa a la igualdad de derecho entre los seres humanos y la desigualdad injusta que, de hecho, existe en nuestras sociedades. Pero quizá sea en el ámbito político donde esta obra ofrece unos pensamientos, sino profundos, al menos, revolucionarios.
Sin querer contar mucho más ni de argumento ni de temática, comentaría que las descripciones del «planeta» me han parecido demasiado «terrestres», si bien el relato de la guerra me ha resultado apasionante.
El Decálogo:
«Aunque hayamos reconocido la cara de la realidad, los seres humanos tenemos el derecho y la obligación de seguir soñando, pues soñar es una manera de avanzar hacia algo mejor para todos«.
En cualquier caso, es un libro corto, ameno y fácil de leer. Eso sí, se nota que el autor es de Badajoz.
«Todos somos aficionados: en nuestra corta vida no tenemos tiempo para otra cosa».
El fin de semana del 25 al 27 de Septiembre ha vuelto a celebrarse una nueva edición del Almossassa, fiesta que conmemora la fundación de la ciudad por parte del caudillo Ibn-Marwan. En la zona de la plaza alta se colocan puestos al estilo de un mercadillo, pero con artículos artesanales y con una decoración «a lo árabe».
Pueden encontrarse un par de puestos donde tomar un té moruno con hierbabuena y unas pastas y dulces artesanales de estilo árabe, que no empachan y están muy ricos. En otro puesto se pueden adquirir dulces hechos de dátiles, nueces, miel…
Incluso hay un puesto donde te «echan las cartas». Obviamente, no seré yo una de las personas que acuda a que le lean el futuro; algo evidente para un científico.
También, en la zona conocida como «el campillo», pueden tomarse unas cervezas, unas copas y unos pinchos, panceta, etc…al estilo de una feria normal.
«La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre, pero el oro jamás calma la avaricia».
Una película que nace de una historia que alguien auto editó en un blog… muy interesante. Lo cierto es que la temática de esta película «Marte, operación rescate» o «The Martian», me encanta. Creo que estamos al borde de algo que puede ser muy grande para la historia de la humanidad: el viaje a otro planeta donde puede encontrarse agua, aunque sea salobre. Con los avances de la ciencia, es posible que no fuera demasiado dificultoso recuperar ese agua salobre en agua para uso humano o, al menos, para poder hacer crecer plantas con las cuales «terraformar» Marte, en espera de misiones tripuladas con objetivos de permanencia, sino constante, por lo menos, de muy larga duración.
Por otro lado, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Matt Damon, no puede decepcionar. Pienso que ya en «El indomable Will Hunting», éste último hace un papel excelente, igual que en otras películas que ha protagonizado. En cuanto a Ridley Scott, no creo que, a estas alturas de la película, se pueda dudar de su valía como director.
Tengo muchísimas ganas de verla; es más, no creo que pase de la semana que viene que haga el esfuerzo económico (son 7,50 € y me parece caro; si bajaran los precios seguro que iría mucha más gente al cine) de acercarme al cine y disfrutar de un buen filme de ciencia ficción, algo que adoro desde que era un niño pequeño.