Almossassa Badajoz 2016 through a smarthphone

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img_20160924_115110Nueva edición de esta fiesta homenaje al fundador de la ciudad de Badajoz, Ibn Marwan. En esta ocasión retiraron algunas de las barras (antes exteriores al evento) de bebidas y comidas, quedando las permitidas dentro de la propia zona de celebración de la fiesta y del mercado «medieval», lo cual me pareció una gran idea, pues así se potencia realmente el carácter árabe del fin de semana, evitando ruidos molestos a los vecinos y potenciando el consumo de los típicos productos musulmanes.img_20160925_122756

img_20160924_121925Como normalmente se acaba comprando algo (en realidad, bastantes cosas), no quise pertrecharme con la cámara reflex y aproveché la baja calidad de un smartphone para intentar alguna toma que describiese lo que se vende y el ambiente que se respira, animando a todos aquellos que viven cerca de la ciudad a que visiten la alcazaba de Badajoz y parte de su casco antiguo durante esas fechas…merece la pena.img_20160924_115344

img_20160924_123407Como siempre, por pereza o por no querer soportar una cola inaguantable y acabar enfadado con aquellas personas que guardan muchos lugares a otras que no acuden hasta el inicio de la obra, nos volvimos a perder la obra teatral que se representa en los Jardines de la Galera.img_20160924_121909

 

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Los niños-mascota

PEDRO GUMUZIO

Todo el mundo sabe que la paternidad es un asunto peliagudo que lo condiciona todo. La vida de un padre (o de una madre) es una vida aparentemente condicionada, terciada y alicorta. Se nos dirá que los sinsabores de la paternidad quedan difuminados por la alegría inconsciente y directa que proporcionan los hijos, y muchos estaremos de acuerdo con ello; pero esta vida es una vida de sacrificios y que conlleva en muchos casos un proceso ineludible de demolición de los anhelos y aspiraciones de cada uno. Los padres estamos obligados a realizar diariamente tareas y a desplegar operativas muy alejadas de nuestros gustos o aficiones. Tenemos que acompañar a nuestros hijos a lugares espantosos, como, por ejemplo, esas instalaciones en las que se organizan los cumpleaños infantiles, unos lugares repletos de niños en movimiento, cerrados a cal y canto, con una acústica insoportable y en los que el sufrimiento…

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