Aquí me pongo a calcular
los tres dígitos de mi entero.
Arranco con el primero
y por tres lo multiplico,
al segundo, lo duplico,
y todo lo sumo al tercero.
Pido esmero al que se acerca,
que reste nueve al resultado,
lo triplique y lo dé por terminado.
Ahijuna, de aquel digno entero
ha quedado un ciento menos.
¿Cuál era pues mi número, paisano?
Fuente: Situaciones problemáticas; Jaime Poniachik (compilador)