«La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta». Oliverio Girondo
«Segura de saber donde se hospeda la poesía, existe siempre una multitud impaciente y apresurada que corre en su busca pero, al llegar donde le han dicho que se aloja y preguntar por ella, invariablemente se le contesta: Se ha mudado». Oliverio Girondo
«De los deseos, unos son naturales y necesarios. Otros, naturales y no necesarios. Otros, ni naturales ni necesarios, sino nacidos de la vana opinión». Epicuro
«El instante no es más que el triste punto entre el deseo y el recuerdo». Robert Musil
«Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo es por un malentendido». Jean-Paul Sartre
Una vista nocturna del puente de Palmas, con la torre de la catedral en el extremo izquierdo de la panorámica. Mirando las aguas del río, éstas han quedado ligeramente difuminadas por el efecto de un largo tiempo de exposición (entre uno y dos minutos).
Tenemos aquí un detalle de las dos torres centrales del puente de Palmas. Al fondo, situada entre ellas, se ve la torre de espantaperros iluminada.
Otra imagen del puente. Elegí esta fotografía para esta publicación por el color de las nubes (posteriormente desembocaron en una tormenta veraniega) y su reflejo en las aguas del río Guadiana.
Hay un punto en concreto dentro del parque de la margen derecha desde el cual puede tomarse la fotografía anterior. De hecho, tal punto tiene una plancha de cemento que parece que han puesto a propósito para colocar el trípode. En un momento específico del atardecer, aparece la sombra del puente real en el edificio de una cierta entidad bancaria, como puede verse perfectamente en la anterior instantánea (no tan instantánea, pues hay que subir los tiempos de exposición en la tarde-noche). Con un poco de suerte y paciencia (no ha sido el caso en esta ocasión) aparecen reflejados los colores del ocaso en las cristaleras del «rascacielos», ofreciendo una estampa muy bonita de esta parte del río.
Por último, una imagen del puente real con su iluminación nocturna característica. No hay excusa para la pereza, pero ya había recogido el trípode cuando, después de un paseo, quise tomar esta fotografía. Así que hice algo que, personalmente, no me gusta: subir la ISO a 6400 y disparar a mano alzada. La foto no está demasiado movida y, más o menos, es aceptable, pero puede comprobarse como inevitablemente ha aparecido el granilleo típico de usar una sensibilidad elevada.
En cualquier caso, aquí está expuesta la idea para alguna composición interesante de la ciudad de Badajoz. Si alguien se anima y quiere hacerlo mejor, «ahí está el corte».
Todas las anteriores instantáneas han sido tomadas durante el atardecer desde el parque de la margen derecha del río.
«Quien no ha visto en la carretera el alba, entre dos hileras de árboles, fresca y viva, no sabe qué es la esperanza».
Hará unos seis o siete años que acudí con un amigo a unos conciertos de fado que ofrecían de forma gratuita en el patio del Museo de Bellas Artes de Badajoz y me pareció una actividad digna de repetir. Por diversas razones (la principal es que han estado remodelando tal patio) no he tenido la oportunidad de escuchar conciertos allí…hasta este verano, que he decidido ir los cuatro jueves que se ha celebrado el XIII ciclo de conciertos: Jazz en el museo 2015.
Para ello he tenido que levantarme temprano y dar un paseo con la bicicleta, pues ha habido que recoger las entradas en las oficinas del museo en horario de 9 a 14 horas de lunes a jueves (aunque sobran tres días, pues los tickets se han estado agotando en las primeras horas del lunes). En cualquier caso, nada más saludable que madrugar un poco y darle un rato al pedaleo.
No comentaré demasiado en cuanto a la actuación de los diversos artistas ya que tampoco es que yo sea un verdadero aficionado al jazz y, desde luego, no tengo mucha idea:
Iván Melon Lewis y su banda tocaron, quizá, un jazz conceptual, que intenta crear nuevo estilo. Me hizo gracia (en el buen sentido) que un cubano comentara el calor sofocante que hacía en la ciudad de Badajoz.
Diane Whiterspoon, muy melódica, con un acompañamiento muy acertado, cantó temas de blues, de swing… Gustó mucho y, por ello, compré su disco «The very thought of you» que, según me indicaron, de los tres CD’s que tenían a la venta, era el que más se parecía a lo que había tocado esa noche.
Babacar Dieng & Los Diengoz hicieron un show de mestizaje de ritmos y estilos, muy interesante y atractivo, con un espectáculo que hubiera pedido, sin duda alguna, un escenario mucho más grande (a pesar de la magia que da celebrar los conciertos en el patio del MUBA).
The Gospel Times: Hubo de celebrarse en las instalaciones del Teatro López de Ayala de la capital pacense debido al alto grado de interés que estaban suscitando los conciertos, con lo cual se pasó de un aforo de 300 a 750 personas. A pesar de ello, y tras guardar cola durante cuarenta minutos, me quedé sin entradas para este evento.
La organización de los conciertos ha sido muy eficiente, siendo cuidadosos con la colocación del aforo máximo de 300 personas, si bien es posible que no sea demasiado acertado dar cuatro entradas por persona en la cola (podría reducirse a dos), pues personalmente pienso que hay gente que recoge las cuatro entradas y algunas se quedan sin utilizar (el hecho es que también se forman colas a la hora de completar el aforo al inicio del espectáculo). De todas formas, esperemos que estas actividades veraniegas se desarrollen por muchos más años, ya que son una gran oferta cultural para la ciudad de Badajoz.
Hace ya más de una década tuve el gusto de conocer a Antonio Lama Cortés, con quien compartí buenos momentos en aquella, quizá ya algo lejana, época. Después la vida con sus tiras y aflojas, con sus «dimes y diretes», hace que las personas acaben en lugares alejados (o en los mismos lugares, pero alejados igualmente), lo cual no es necesariamente el caso.
No obstante, publico esta entrada porque hace unos meses, leyendo prensa extremeña, encontré una noticia que exponía su participación en un festival de cortometrajes celebrado en Llerena con su trabajo «El Gato Negro», inspirado en el relato homónimo de Edgar Allan Poe. Así pues, contacté con él para que me pasara el cortometraje y poder visionarlo con tranquilidad en casa.
He visto algunos trabajos anteriores de Antonio y puedo considerar muy notable su evolución en cuanto a montaje, fotografía, tratamiento de la imagen y guión. Del presente cortometraje en cuestión, me resulta muy atractiva la iluminación, pues considero este apartado bastante complicado dada la historia que se está narrando y la temporalización de la narración. Por otro lado, la lentitud de las escenas hace que realmente se sienta la inquietud que Poe lograba en sus relatos.
Temas existenciales son tratados durante la trama, si no son los verdaderos fundamentos del relato, como las adicciones humanas o las, muchas veces equivocadas, pretensiones y prioridades humanas hacia las personas cercanas. No sé si es intención del director mantener un lenguaje tan cercano al actual, siendo el cuento de una época relativamente antigua, pero quizá el efecto que se consigue es mostrar un clásico convertido en una filmación con aires atemporales, rarificando todavía más el ambiente en el que se desenvuelven los personajes.
En resumen, un trabajo mucho más profesional que los anteriores, donde la interpretación de los actores es muy creíble y en el cual la banda sonora está muy ajustada al misterio que se intenta transmitir. Por mi parte, un aplauso al resultado obtenido y, sobre todo, al esfuerzo realizado, pues no está el «horno» artístico español para «bollos», más aún cuando prácticamente son gratuitos. Me encanta la frase del final…
Entre otros cortometrajes de este joven director ilipense, están «Redecora tu vida» o «Suicidio más, suicidio menos».