No dar más de comer a la serpiente

<<¿Usted sabe sobre economía? Hablo del gran capitalismo global de antes de la guerra. ¿Entiende cómo funcionaba? Yo no, y cualquiera que le diga que sí entiende, le está hablando mierda. No hay reglas, no hay absolutos científicos. Uno gana o pierde, como lanzando unos dados. La única regla que entendí alguna vez, la aprendí de un profesor de historia en Wharton, no de uno de economía. «El miedo,» decía, «el miedo es el producto más valioso de todo el universo.» Eso me cambió la vida. «Sólo enciende la televisión,» decía él. «¿Qué ves? ¿Gente vendiéndote productos? No. Esa gente está vendiéndote el miedo de tener que vivir sin sus productos.» El maldito loco tenía razón. Miedo de envejecer, miedo a estar solo, miedo a la pobreza, miedo a fracasar. El miedo es la emoción más simple que tenemos. El miedo es primitivo. El miedo vende. Ese era mi lema: «El miedo vende.»

Cuando escuché por primera vez de la epidemia, cuando todavía la llamaban Rabia Africana, vi la mayor oportunidad de toda mi vida. Nunca voy a olvidar ese reportaje, la infección en Ciudad del Cabo, sólo diez minutos de reportaje real, y más de una hora de especulaciones sobre lo que pasaría si el virus llegaba a Norteamérica. Dios bendiga a las noticias. Estaba marcando un número telefónico apenas treinta segundos después.

Me reuní con algunas de mis personas de confianza. Todos habían visto el reportaje. Yo fui el primero al que se le ocurrió una idea rentable: una vacuna, una vacuna contra la rabia. Gracias a Dios que la rabia no tiene cura. Con una cura, la gente la compraría sólo cuando creyesen que estaban infectados. ¡Pero una vacuna! ¡Eso es prevención! ¡La gente se la seguiría aplicando mientras existiese el miedo de que algo seguía todavía allá afuera!>> Extracto de «Guerra Mundial Z: Una historia oral de la guerra zombi», de Max Brooks.

No hay medios de comunicación, hay MIEDOS DE CONFUSIÓN, para tener constantemente al rebaño en vilo, en alerta, en estado de guerra continua. Aunque de esto ya nos avisó Orwell en «1984».

Por no acatar el gregarismo, voy a ser estigmatizado. Por firmar lo que no he querido, me he traicionado. El conocimiento y la razón traen impotencia, y ésta acarrea sufrimiento. El sufrimiento es paralelo al miedo y con el miedo venden cualquier cosa.

Mentira tras mentira, coartada tras coartada, truco sucio tras truco sucio, nos van haciendo tragar con toda la basura y negocio que quieren hacernos tragar. Aunque de esto ya nos avisó Klein con su «Doctrina del Shock».

La pregunta vital en la derrota: ¿Quiénes somos los borregos? ¿Quiénes son los perros guardianes? ¿Quiénes son los lobos? ¿Y quiénes son los «pastores»?

Lluvia de estrellas

Cuanto más intento comprender la complejidad del mundo al que pertenezco, la diversidad de la vida, las relaciones humanas, buenas o malas, creo razonar que no todo es fruto del la casualidad, del orden dentro del caos, las leyes físicas.
Cada vez que me miro a los ojos delante/detrás de un espejo y pienso en lo complicado que ha de ser ajustar todas las partes de mi cuerpo para permitirme vivir, hasta me resulta casi necesario la existencia de un dios, quizá mezcla de todos los que el hombre ha inventado.
No aparece como una causa, sino como un fin, una explicación a todas esas acciones de las cuales nunca queremos hacernos responsables.
Intrigante es el hecho que me obliga a negar todo lo anterior: la situación creada por los sistemas educativos (mentira, por aquellos que, siendo iguales a nosotros, han tomado el poder de una u otra forma) que nos han estado engañando a favor de sus intereses. Me refiero, evidentemente, a curas y políticos, científicos y banqueros, pues es el dinero hijo de la misma madre que el poder.
Alzo la mirada allá donde no es posible vislumbrar ningún horizonte, envuelto en una fría madrugada, adquiero conciencia de que todo lo que podré llegar a tocar está bajo mis pies. El resto, lejano, es la belleza…de la simplicidad.

Antolín Álvaro Sanz

…cuando todavía era capaz de pensar mágicamente.

«La felicidad que cabe esperar no consiste en lograr el placer, sino en descansar del dolor.»

John Dryden

«Es muy fácil vivir haciéndose el tonto. De haberlo sabido antes me habría declarado idiota desde mi juventud.»

Fedor Dostoievski

«Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo.»

Aldous Huxley

«Cuando era joven me decían: “Ya verás cuando tengas cincuenta años”. Tengo cincuenta años, y no he visto nada.»

Erik Satie

Los niños-mascota

PEDRO GUMUZIO

Todo el mundo sabe que la paternidad es un asunto peliagudo que lo condiciona todo. La vida de un padre (o de una madre) es una vida aparentemente condicionada, terciada y alicorta. Se nos dirá que los sinsabores de la paternidad quedan difuminados por la alegría inconsciente y directa que proporcionan los hijos, y muchos estaremos de acuerdo con ello; pero esta vida es una vida de sacrificios y que conlleva en muchos casos un proceso ineludible de demolición de los anhelos y aspiraciones de cada uno. Los padres estamos obligados a realizar diariamente tareas y a desplegar operativas muy alejadas de nuestros gustos o aficiones. Tenemos que acompañar a nuestros hijos a lugares espantosos, como, por ejemplo, esas instalaciones en las que se organizan los cumpleaños infantiles, unos lugares repletos de niños en movimiento, cerrados a cal y canto, con una acústica insoportable y en los que el sufrimiento…

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Dualidad

Al igual que la luz es una dualidad onda-corpúsculo, todos los conceptos y todas las cosas materiales, todos los razonamientos y sentimientos, acciones…presentan un dualismo, una contradicción, pues es seguro que esta dualidad presenta propiedades diferentes, contrarias, pero a la vez, igual de lógicas y razonables, igual de correctas.
La dualidad de los conceptos individualidad-colectividad en la organización o estructura social es, quizá, socialmente el más importante. ¿Qué hacer? Buscar el progreso de la humanidad dando al completo la vida de uno mismo (para perderse el final de la historia, ¡qué dolor!) o, por el contrario, alejarse de todas las responsabilidades y convivir asocialmente con los caprichos y el egoismo, sin duda, el mayor placer para una persona (la verdad, o más bien, lo acertado está dentro de cada uno). Se llega a la conclusión de que el único posible es un equilibrio (deformado e incluso roto, pues no hay igualdad entre las individualidades que componen el sistema; ¡peor sería el caso de la no diversidad!).
Ser hipócrita o sincero. Todos decimos que deseamos ser coherentes con nuestros pensamientos y vivir en paz y armonía con todo lo que nos rodea, pero que no podemos hacerlo porque ninguno va a hacer lo que nosotros, con lo que seremos estafados. ¡Nunca se será engañado si uno hace lo que desea!
Así, nos comportamos vilmente y mentimos ante el primer contacto. Declaramos culpable a todo lo que no conocemos, aun sabiendo que la inocencia es la más hermosa de las debilidades.
Agradezco, aunque no demasiado, la estabilidad que, de vez en cuando, mi mente me brinda, esa normalidad que encuentro tan lejos en los momentos en que todo me parece basura o en aquellos en los que yo mismo parezco un desecho de lo que pudiera llegar a ser. Recupero la razón media y me dedico a sentir la felicidad. Pero, sin duda, el sentimiento más directo, instantáneo, surge cuando me encuentro conmigo mismo y elimino la doble moral, el desdoblamiento real de mi interior (supongo, por supuesto, que todos sufrimos una doble personalidad, a lo mejor, por no vivir aislados). Es en esos dulces, con un toque de ácidos, momentos cuando no me inporta nada de lo que me rodea, simplemente está. Olvido lo que me molesta y absorbo lo que me agrada. Observo bellos paisajes en movimiento y fuentes me bañan de esplendores renacientes…calor, al fin y al cabo, si se puede llamar así al sentimiento.
Realmente, es el humano un ser muy complejo, debido en mayor parte a su comportamiento, unas veces lógico, otras tantas ilógico, impredecible. La existencia es un divagar, una lucha (siempre un equilibrio) entre estas dos personalidades. Porque lo que nos provoca el bienestar, la felicidad, ocomo quiera llamarse eso que sentimos algunas veces, incluso en raras ocasiones; la alegría de corazón, es independiente del camino por el cual se haya conseguido. Aunque, a fin de cuentas, ¿quién dice qué es lógico y qué no?
Finalmente, encuentro en la vida y la muerte la dualidad más fuerte, más pronunciada; a la vez, lo indistinguible. Quizás, la pregunta que me haga a diario sea si merece la pena vivir, pertenecer a este sucio club que es la humanidad. Mas, si mueres, ¿no es peor eso, (me refiero al no existir), que, al menos, luchar por lo que consideres correcto? ¿Y si no se considera nada correcto?
Bien sabido por todos es que morimos un poco cada instante de tiempo transcurrido. ¿No sería mejor adelantar este reloj, conocido ya el final? Vivimos para morir, sí, pero no es excusa para olvidar el inevitable hecho de que, al comenzar a razonar sobre todo esto, ya llevamos arrastrada nuestra historia. A veces, tengo un destello, una comparación de la vida con una función, de valor cero en los extremos, creciente en principio, decreciente al final. ¡Cuántos nos habrán dejado voluntariamente en el máximo!
No sé, me resulta bastante extraña (casi inaceptable) la versatilidad de mis razonamientos. ¿No será que me he quedado en el “tintero” una tercera opción?

Antolín Álvaro Sanz

…cuando todavía era capaz de pensar mágicamente.

«Una excelente manera de defenderte de los demás es procurar no parecerte a ellos.»

Marco Aurelio

«El placer y el dolor se acuestan en la misma cama.»

Proverbio checo

«Por estas dos cosas no debe uno enfurecerse nunca; por lo que pueda remediar y por lo que no pueda remediarse.»

Thomas Fuller

​El experimento de los monos, los plátanos y la escalera: obedeciendo normas absurdas — Psicología y Mente

Se trata de una historia que muchos hemos escuchado en conversaciones en las que se habla de la aceptación de las normas por parte de las masas.Un experimento aparentemente simple, con un grupo reducido de monos que están metidos en una jaula y unos cuantos plátanos que podrían tratar de alcanzar.El experimento de los monos,…

a través de El experimento de los monos, los plátanos y la escalera: obedeciendo normas absurdas — Psicología y Mente

Huerto urbano III

La historia de unas batavias, unos canónigos, unas cebollitas y unas fresas:

1 de Enero:

Enero

1 de Febrero:

Febrero

1 de Marzo:

Marzo

1 de Abril:

4.1 Abril

1 de Mayo:

5.1 Mayo

Como puede comprobarse a estas alturas de la película, comenzó la cosecha de las lechugas y los canónigos, que dieron para buenas ensaladas. También, poco a poco, a medida que la cocina lo requería, cayeron las cebollas. Las fresas, al sufrir un cambio de ubicación la cajonera en pos de lograr una mejor iluminación en invierno, fueron trasplantadas (aun a riesgo de perderse) a unas macetas de tamaño mediano que aparecerán en la siguiente fotografía. Aquí termina la historia, pero comienza otra: la de unos tomates cherry, unos pimientos del padrón y otras lechugas batavia…y quién sabe si de alguna cosilla más. Se verá en las siguientes cuatro fotografías, que cerrarán esta presentación.TheNewBeginning

1 de Junio:

6.1 Junio

1 de Julio:

7.1 Julio

1 de Agosto:

8.1 Agosto

1 de Septiembre:

9.1 Septiembre

9 meses, lo que dura un embarazo. Como conclusión unas cuántas reflexiones pensando, sobre todo, en el rendimiento:

Para invierno, lo suyo es sembrar lechugas batavias, que aquí en el sur o se crían con frío o no se crían, y entremezcladas, algunas cebollas, que pueden recolectarse frescas. Las lechugas, personalmente, me han dado buen resultado. Las fresas, que inicialmente comenzaron en la cajonera, fueron trasplantadas a macetas, donde están dando un buen rendimiento. Incluso están echando hijos que pueden sembrarse en otros tiestos y así obtener nuevas matas. Albahaca, hierbabuena y otros tipos de plantas aromáticas pueden sembrarse también en tiestos para optimizar el espacio de la cajonera. Pero es positivo que, por ejemplo, la albahaca esté cerca de las tomateras pues actúa como insecticida natural.

Para primavera y verano, lo suyo serían unas tomateras cherry y alguna de otro tipo y los pimientos del padrón. La realidad es que llevamos un par de años algo negativos para el cultivo del tomate, en general, posiblemente debido a la climatología desfavorable para este cultivo: lluvias tardías y verano muy caluroso. Los pimientos prometían más, pero al ser del padrón, que unos pican y otros no, resulta que nos han tocado todos los picantes juntos en las cuatro matas que tenemos.

Eso sí, muy aconsejable es remover superficialmente la tierra de forma periódica para que respire. También, debido a que la tierra acaba por agotarse, renovar parte de ella mezclándola con una tierra rica en abono natural, si es posible, cuando vaya a cambiarse de plantas.

«El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas».

William George Ward

«Todas las cosas nos son ajenas; sólo el tiempo es nuestro».

Séneca

Mentiras de hecho

La vida
…orden destruyéndose a sí mismo…
La razón
Para tener la razón,
hay que tener la seguridad de que se tiene razón.
La verdad
Verso de fruto(s) intangible(s),
fresco licor para boca de buscadores.

Antolín Álvaro Sanz

…del desván.

 

«Todo cuanto pudieras hacer, hazlo sin perder tiempo, puesto que ni obra, ni pensamiento, ni sabiduría, ni ciencia, serán posibles en el sepulcro, hacia el que te encaminas corriendo.»

Biblia, Eclesiastés

«A menos que se sepa todo a los veinte años no se tiene ninguna probabilidad de saber algo a los treinta y cinco.»

Ernest Hemingway

«El leer hace completo al hombre, el hablar lo hace expeditivo, el escribir lo hace exacto.»

Francis Bacon

Indignados/Felices (la gran utopía); 2011

indfrentePartiendo de un somero análisis de la situación social mundial en 2011, Antonio Romero Grano de Oro nos sumerge en un futuro próximo crítico que desemboca en un futuro ideal a medio plazo para el conjunto de la humanidad. La historia se narra intercalando momentos reales actuales, situaciones críticas medianamente plausibles y un futuro idílico para el hombre, quizá basado en lo que se propone en los documentales de «Zeitgeist», ya nombrados en el presente blog.

El libro es la narración de un cambio utópico de la humanidad, simplemente eso, como reza el título, una «gran utopía». Una crítica realista del libro incluiría avances en la Física y viajes interestelares poco creíbles, un sesgo occidentalizado, una temporalización de los cambios históricos muy rápida y demasiada fe en la inteligencia humana, porque, aunque se trate de un relato utópico, éste parte de la sociedad actual, que más bien vive cada día más idiotizada por la televisión (véase Idiocracia) y por el uso real de internet (que, en lugar de liberarnos de ella, nos está abocando como especie hacia una incultura abrumadora).indtrasera

No obstante, el libro se deja leer, es entretenido y provoca, al menos, un deseo de cambio personal a mejor en la espera de que cambiemos a mejor como colectividad. A pesar de ello, durante toda su lectura, se me ha venido a la cabeza una palabra: ingenuidad.

Desde un punto de vista filosófico, se tratan temas transcendentales como, en mi opinión, es el asunto del destino de la humanidad a través de viajes interestelares de colonización y expansión de la vida por nuestro universo conocido. También, en otro orden, aparece la dicotomía relativa a la igualdad de derecho entre los seres humanos y la desigualdad injusta que, de hecho, existe en nuestras sociedades. Pero quizá sea en el ámbito político donde esta obra ofrece unos pensamientos, sino profundos, al menos, revolucionarios.

Sin querer contar mucho más ni de argumento ni de temática, comentaría que las descripciones del «planeta» me han parecido demasiado «terrestres», si bien el relato de la guerra me ha resultado apasionante.

El Decálogo:

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«Aunque hayamos reconocido la cara de la realidad, los seres humanos tenemos el derecho y la obligación de seguir soñando, pues soñar es una manera de avanzar hacia algo mejor para todos«.

En cualquier caso, es un libro corto, ameno y fácil de leer. Eso sí, se nota que el autor es de Badajoz.

«Todos somos aficionados: en nuestra corta vida no tenemos tiempo para otra cosa».

Charles Chaplin

Sobre el constructivismo

Es posible que antes del Universo hubiera algo: la necesidad de su existencia. Es posible, pero no probable, pues no imagino (y ahí podría estar mi error) un universo creado para compensar el “horror al vacío”.
De todas formas, sería un mismo universo ya creado trasladándose al conocimiento de unas criaturas (¿humanos?), las cuales empezarían a formar parte consciente y activa de ese “mundo” nuevo, no descubierto.
Podría haber algo antes del Universo, pero sí hay algo con seguridad dentro de éste: la necesidad de un significado. No hay pruebas que demuestren esto; ni se trata de un dios que organice todo, ni de una necesidad humana que alivie nuestra finitud.
Uno observa su alrededor, la enorme cantidad de conceptos dispares y duales. Se detecta una gran complejidad: miles de leyes para miles de fenómenos, desorden y caos…pero también orden, un cierto regusto a que las cosas no suceden de cualquier manera.
Yo pienso que todo es cuestión de tiempo (¡y éste no existe como tal!), esa abstracción “humana” para cuantificar el dinamismo de la realidad. Hay que resaltar que existen tantas realidades personales como puntos de vista, aunque haya un trasfondo único (otro axioma indemostrable).
Se analiza el caos y se encuentran pautas, comportamientos análogos en distintos sistemas físicos, matemáticos, sociológicos…ese es el significado.
Por un lado está el principio de mínima energía (máxima entropía), que se cumple con generalidad, es decir, tomando los sistemas como conjuntos, pero nosotros no estaríamos aquí ya que suponemos un ordenamiento, una disminución de la entropía que, además, puede provocar un ordenamiento mayor y así sucesivamente (una singularidad: ¿es el Universo un sistema aislado con energía total constante?).
La clave es el equilibrio. Si el Universo estuviera en equilibrio (estático), nada se movería, que es el equivalente visual, por así decirlo, de la no existencia. Pero vemos que en el Universo hay equilibrio, por ejemplo, de fuerzas, ya sean físicas o sociales, etc. Sin embargo, comprobamos que tampoco hay equilibrio, pues todo cambia, hay evolución e irreversibilidad. Lo que existe es un equilibrio dinámico, un comportamiento que debiera ser lineal, pero que muestra fricción (no linealidad).
Refiriéndonos al Universo: algo que evoluciona, quizás en los dos sentidos, desde la completa estática de la no existencia a la más rápida muerte, un “equilibrio evolutivo” entre dos casos extremos e ideales. Y, ¿qué actúa como freno? Caos, no entendido como desorden, sino como las pautas escondidas en ese desorden. Así pues, el Universo existe (no es estático y, si se me permite la condicionalidad, quizá no muera nunca), gracias al caos, al significado encerrado dentro del desorden, que mantiene el “equilibrio” evolucionando, quizás en los dos sentidos. El Universo evoluciona significativamente.


Sobre la historia del hombre y de los hombres. Por supuesto, como especie no estamos en el inicio, ni nuestra evolución se ha detenido. La evolución sucede significativamente. Los cambios no favorables acaban en la extinción del individuo, los favorables siguen adelante: se ha evolucionado.
Después, podemos pensar en la aparente igualdad de “necesidad” y de “obligación” de forma dinámica: una obligación al cambio es un cambio no aceptado. Por tanto, se trata de volver atrás, de olvidar; no se aprende de una “obligación”. Sin embargo, cuando se ha de cambiar por necesidad, se acepta el nuevo estado, éste ha significado una adaptación, una mejora (y se parece tanto al estado ideal de la libertad; sin ligaduras); se aprende de la “necesidad”. No obstante, también se incluye el caso de que aprendamos porque queramos.
Podíamos haber llegado más lejos como especie (igual que podemos hacerlo individualmente), pero ese “tan lejos” es un concepto tan poco “degenerado”. Mas, lo que podemos afirmar con rotundidad (y éste es el tercer axioma), que la esclavitud no ha aportado nada a la humanidad como conjunto (a excepción, tal vez, de obras tales como las pirámides de Egipto…), ni los regímenes absolutistas, ni las ideas inculcadas en la mente de las personas de forma obligada, ni nada que no haya pasado por el filtro del razonamiento significativo.
Aceptamos la evolución a sociedad porque iba a significar algún beneficio. Ahora, nos sentimos filosóficamente perdidos porque ya no hay significado, ya solo hay un magnánimo teatro en un escenario burocrático, en una compañía que ya no actúa para nadie, que nunca ha actuado para nadie.
El hombre aprende significativamente; lo demás, nos hará daño a la larga, cuando empecemos a sentir el “horror vacui” en el sentido de nuestra existencia.

Antolín Álvaro Sanz

…cuando todavía era capaz de pensar mágicamente.

“Cuando todo se mueve igualmente, nada se mueve en apariencia. Cuando todos van hacia el desorden, no parece que nadie vaya hacia él. Sólo el que se detiene puede hacer notar la marcha de los otros como un punto fijo.”
Blaisse Pascal

«No hay que querer estar por encima de las cosas, hay que estar dentro. No hay que querer saber por qué se vive. Sólo hay que querer vivir.»

Charles-Ferdinand Ramuz

«Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.»

Edgar Allan Poe

Huerto urbano (I)

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albahacamataUn amigo me dio un par de matas de tomatera y de albahaca. Al principio, tuve las plantas en macetas, pero aquello empezó a desbordarse y decidimos comprar un huertito urbano tal y como se ve en la fotografía superior. Tiene tres bloques, situados a distintas alturas con lo que se logran distintas profundidades (para distintos tipos de plantas; algunas que necesitan más tierra para expandir las raíces, y otras menos). También tenía desde hacía tiempo una mata de hierbabuena sembrada en una macetita, que no terminaba de arrancar a crecer y, al poco tiempo de sembrarla en la parte baja del huerto, comenzó a brotar y crecer de manera desmesurada (tanto que nos está dando para hacer bastantes preparados de mojito; posteriormente explicaré cómo hago el preparado al que sólo hace falta añadir hielo picado y agua para conseguir un mojito rico y refrescante).hierbabuenamata

pimientomataTras tener trasplantadas las tomateras, las dos matas de albahaca (de hoja ancha, especialmente indicadas para hacer salsa pesto: nos ha quedado buenísima las veces que la hemos hecho) y la mata de hierbabuena, una amiga especialista en la ciencia de la horticultura, nos trajo algunas matas de pimientos, que procedimos a trasplantar en los huecos y en la parte de atrás que es la más alta (es la última que llenamos de tierra). Desde luego, las tomateras, que están en el bloque central, debieran haber sido sembradas en el estante más alto, para dar mayor profundidad a las raíces, pero también por comodidad para guiar las matas, pues en este caso se tratan de tomateras de crecimiento ilimitado y necesitan una estructura de cañas y palos que les permitiese crecer hacia arriba y conseguir un mayor aireado (que hay que conseguir también podando, además, desde muy pronto).

Después de tomar las fotografías que se aprecian en esta publicación tuvimos otra visita de nuestra amiga horticultora, que nos comentó algunos problemillas que podríamos tener, como la enfermedad del «culón» en los tomates, debido a regar demasiado, o demasiado poco. También nos dijo que deberíamos nutrir las plantas con abono foliar (al principio no estaba de acuerdo por el tema de ser rigurosamente ecológico, pero es cierto que las plantas acaban sufriendo desnutrición y son atacadas más por parásitos, insectos y distintos tipos de enfermedades, que pueden llevar el huerto a la ruina).

tomates1Los tomates son de «perita», pero el año que viene serán «cherry» y quizá una mata de tomates de huerto, que son más grandes y sabrosos (aunque supongo que más difíciles de criar). Cuando la albahaca y la hierbabuena lleguen al final de su ciclo, procuraré guardar semillas (simiente, como dicen en mi pueblo) y, mientras tanto, intentaremos aprovechar el terreno con cebollas, lechugas…y, por supuesto, una buena mata de orégano fresco.tomates2

Lo cierto es que esto de los huertos urbanos se está convirtiendo en una filosofía de vida. Mejor que tener plantas ornamentales (que cualquiera sabe de dónde vienen: aquí en Badajoz está el problema del camalote en el río porque alguien tiró, seguramente, una mata de tal planta por el retrete, y se está convirtiendo en una plaga dañina difícil de erradicar), merece la pena plantar cosas que puedan comerse o, en su caso, ser utilizadas para cocinar. Lo de sacarle rendimiento económico al huerto (creo que se gasta más en agua, tierra, abono, etcétera, que lo que se ahorra) quizá sea lo de menos, pues también el huerto ofrece entretenimiento y paz, aunque por otro lado esté la dependencia de tener que regarlo todos los días (al menos en verano).

Por otro lado, al fin y al cabo, estamos comiendo productos que nosotros mismos hemos cultivado, lo que nos acerca (a los urbanitas) un poco a la forma de vida de muchos habitantes de los pueblos, que cultivan sus propias hortalizas, ahorrando dinero y comiendo productos de máxima calidad, que no han sido tratados por pesticidas ni conservados en cámaras hasta su llegada a las tiendas.

En resumen, ya nos hemos comido algunos buenos tomatitos, nos hemos hecho bastantes mojitos y varias salsas pesto para pasta que nos ha quedado deliciosa.huertoup

Cómo hacer preparado de mojito:

1) Se cortan unas ocho ramas de hierbabuena, arrancando las hojas (supongo que unas 50 si son grandes) y echándolas en un bote que tenga una capacidad de medio litro.

2) Se añade azúcar moreno, supongo que entre unos 100 y 200 gramos.

3) Con un palo de mortero se comienza a machacar la mezcla de las hojas de hierbabuena con el azúcar moreno, para que se vaya empapando el azúcar con el jugo de las hojas.

4) Se añade, más o menos, media botella de ron añejo (del más barato que haya en la tienda) y se remueve para que el azúcar moreno se disuelva.

5) Añadimos el zumo de dos limones y medio y removemos para que todo quede bien mezclado.

Con todo lo anterior, debe haberse conseguido medio litro de preparado de mojito que debemos dejar reposar (para que la hierbabuena termine de soltar todo su aroma) unas 24-48 horas. Una vez bien reposado el preparado, puede colarse para eliminar las hojas de hierbabuena y las impurezas del zumo de limón, obteniéndose un líquido meloso de color tostado oscuro. Ahora, ¿cómo usamos este preparado?

1) Llenamos un vaso con hielo picado casi hasta el borde.

2) Agregamos preparado de mojito al hielo hasta un poco menos de la mitad del vaso.

3) Terminamos de rellenar el vaso con agua muy fría.

4) Ponemos una pajita y, opcionalmente, alguna hoja de hierbabuena fresca recién cortada para decorar y aromatizar.

5) Removemos para que quede bien mezclado y… ¡a disfrutar!

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