Podemos estar contentos,
ya somos dioses.
Huecos por dentro
y con una costra
de odios y temores.
No huyamos del caos,
olvidemos nuestras ropas
que nos encierran
en el desierto de las apariencias.
Saboreo, sufro, lo helado
de la situación.
Estoy tan cerca
de entrar en el callejón,
de crear la tormenta.
No es propio de dios usar la compasión.
Pero el silencio se perturba,
los dioses se excluyen,
estúpidos y egocéntricos;
la historia queda sin terminar.
Antolín Álvaro Sanz
…recordando aquellas épocas adolescentes.
«En las historias de amor la felicidad es siempre igual, en cambio, cada desgracia tiene su fisonomía propia».
Lev Tolstoi