Partiendo de un somero análisis de la situación social mundial en 2011, Antonio Romero Grano de Oro nos sumerge en un futuro próximo crítico que desemboca en un futuro ideal a medio plazo para el conjunto de la humanidad. La historia se narra intercalando momentos reales actuales, situaciones críticas medianamente plausibles y un futuro idílico para el hombre, quizá basado en lo que se propone en los documentales de «Zeitgeist», ya nombrados en el presente blog.
El libro es la narración de un cambio utópico de la humanidad, simplemente eso, como reza el título, una «gran utopía». Una crítica realista del libro incluiría avances en la Física y viajes interestelares poco creíbles, un sesgo occidentalizado, una temporalización de los cambios históricos muy rápida y demasiada fe en la inteligencia humana, porque, aunque se trate de un relato utópico, éste parte de la sociedad actual, que más bien vive cada día más idiotizada por la televisión (véase Idiocracia) y por el uso real de internet (que, en lugar de liberarnos de ella, nos está abocando como especie hacia una incultura abrumadora).
No obstante, el libro se deja leer, es entretenido y provoca, al menos, un deseo de cambio personal a mejor en la espera de que cambiemos a mejor como colectividad. A pesar de ello, durante toda su lectura, se me ha venido a la cabeza una palabra: ingenuidad.
Desde un punto de vista filosófico, se tratan temas transcendentales como, en mi opinión, es el asunto del destino de la humanidad a través de viajes interestelares de colonización y expansión de la vida por nuestro universo conocido. También, en otro orden, aparece la dicotomía relativa a la igualdad de derecho entre los seres humanos y la desigualdad injusta que, de hecho, existe en nuestras sociedades. Pero quizá sea en el ámbito político donde esta obra ofrece unos pensamientos, sino profundos, al menos, revolucionarios.
Sin querer contar mucho más ni de argumento ni de temática, comentaría que las descripciones del «planeta» me han parecido demasiado «terrestres», si bien el relato de la guerra me ha resultado apasionante.
El Decálogo:
«Aunque hayamos reconocido la cara de la realidad, los seres humanos tenemos el derecho y la obligación de seguir soñando, pues soñar es una manera de avanzar hacia algo mejor para todos«.
En cualquier caso, es un libro corto, ameno y fácil de leer. Eso sí, se nota que el autor es de Badajoz.
«Todos somos aficionados: en nuestra corta vida no tenemos tiempo para otra cosa».
Charles Chaplin