El cantar de los cantares

Tengo una tristeza que me empaña las gafas.

 
Paseo, lento y ansioso,
por las aceras de esta ciudad,
alma desolada.
Me tiro de cabeza a sendos rios,
que se forman a los lados
del lodoso asfalto,
manantial de lágrimas;
penoso rostro el mío,
cadenas de seriedad mis pelos.

 
Paseo y de no olerte a tí,
huele a calamares y chatos de vino,
a lluvia cayendo, a mercería
y pequeñas tiendas
de artículos de regalo.

 
Y en lo más profundo de mi sexo,
huelo tu sombra y tu vacío…
como siempre, superaré.
Pero necesito comerme un bocadillo
con queso, lo que sea y algo
de calor, para el aroma.

Antolín Álvaro Sanz

…antes de la debacle inspiracional.

«Vemos la luz del atardecer anaranjada y violeta porque llega demasiado cansada de luchar contra el espacio y el tiempo.»

Albert Einstein

«Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos, para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.»

Oliverio Girondo

«Poeta: no regales tu libro; destrúyelo tú mismo.»

Eduardo Torres

Egoísta

Podemos estar contentos,
ya somos dioses.
Huecos por dentro
y con una costra
de odios y temores.

No huyamos del caos,
olvidemos nuestras ropas
que nos encierran
en el desierto de las apariencias.

Saboreo, sufro, lo helado
de la situación.
Estoy tan cerca
de entrar en el callejón,
de crear la tormenta.

No es propio de dios usar la compasión.

Pero el silencio se perturba,
los dioses se excluyen,
estúpidos y egocéntricos;
la historia queda sin terminar.

Antolín Álvaro Sanz

…recordando aquellas épocas adolescentes.

«En las historias de amor la felicidad es siempre igual, en cambio, cada desgracia tiene su fisonomía propia».

Lev Tolstoi

Oh Yeah (The Subways)

Escuché este magnífico tema hace algún tiempo y, aunque realmente no son tan punks como aparentan y un poco más poppies de lo que parecen, transmite una energía positiva y fuerza para la vida, con un toque rebelde que me hace rememorar épocas adolescentes:

A continuación, la letra de la canción:

Well, everytime I feel you’re coming round, you’re going down
You hit the ground with every force, it makes no sense or sound
God bless your soul girl
Now you got the whole world
I’m on my way now
I’ll get there somehow

Have you ever seen the light?
Don’t you wonder where I hide?
I will live, then I will die
I will keep you on my mind

It’s your eyes that make me smile, oh yeah oh yeah
Wasting time, hanging out, oh yeah oh yeah
These teenage years, no they don’t last, oh yeah oh yeah
These teenage lips, they speak too fast, oh yeah oh yeah

I see the light that’s shining from your eyes, blinding me
It’s like I’m walking down your street again at seventeen

God bless your soul girl
They got the whole world
I’m on my way now
I’ll get there somehow

Have you ever seen the light?
Don’t you wonder where I hide?
I will live, then I will die
I will keep you on my mind

It’s your eyes that make me smile, oh yeah oh yeah
Wasting time, hanging out, oh yeah oh yeah
These teenage years, no they don’t last, oh yeah oh yeah
These teenage lips, they speak too fast, oh yeah oh yeah

Por cierto, este febrero estrenan su cuarto disco de estudio, con gira que pasará por España. Más información:

The Subways (página oficial)

The Subways (wikipedia)

Enjoy!

Opus Nigrum

Vosotros, poetas, habéis hecho del amor una inmensa impostura: el que nos toca en suerte parece menos hermoso que esas rimas emparejadas como dos bocas una sobre otra. Y, sin embargo, ¿qué otro nombre le podemos dar a esa llama que resucita, como el Fénix, de su propia combustión, a esa necesidad de hallar de nuevo por la noche el rostro y el cuerpo que por la mañana hemos dejado? Pues algunos cuerpos son refrescantes como el agua, y sería bueno preguntarse por qué los más ardientes son los que más refrescan.

♥            ∞            ♥            ∞            ♥            ∞            ♥            ∞            ♥

¿Apreciáis la belleza? Sí, la belleza femenina. Anacreonte es un buen poeta y Sócrates un gran hombre, pero yo no comprendo cómo se puede renunciar a esos orbes de carne tierna y rosada, a esos cuerpos tan agradablemente distintos del nuestro, en donde se penetra como conquistadores en una ciudad engalanada de flores para ellos. Y si esa alegría miente y esas galas engañan, ¿qué más da?

Opus Nigrum, Marguerite Yourcenar

Historia de un círculo y de un cuadrado

En la página de un libro de geometría que había firmado Comberousse se encontraban un cuadrado y un círculo.

Como el libro era poco consultado, los dos se aburrían y generalmente disputaban.

– Yo soy más grande -decía el primero-. Pues un círculo es un cuadrado cuyos ángulos han sido recortados.cuadrado

El círculo replicaba:

– Es todo lo contrario justamente, pues un círculo es un cuadrado en el cual se ha soplado y así se ha hinchado.

Como no podían ponerse de acuerdo sobre la superficie, pasaron a hablar de la belleza.

– Yo soy el símbolo de la solidez -decía el cuadrado-. La igualdad de mis cuatro lados y sobre todo mis ángulos, mis ángulos de ochenta grados (este cuadrado no era muy sabio), confieren a mi figura una armonía vigorosa y segura.

circunferenciaEl círculo respondía:

– En la solidez que tanto alabas, no veo sino vulgaridad. Tu vigor primario no me seduce nada. Te considero como una medida de superficie y nada más. En cuanto a mí, de todas las curvas soy la que mejor está hecha. Los astros adoptaron mi contorno, los artistas siempre recurrieron a mi curvatura y los hombres andan alrededor de mí pues, como sabes muy bien, nada conmueve tanto su carne como el orgulloso hemisferio de un trasero o de un seno femenino. En lo que se refiere a la utilidad, si deseas que hablemos de eso, mi superioridad en este dominio es absolutamente segura. Soy la rueda y habría que ser loco, convendrás en ello, para no admitir que la rueda lo es todo.

– Si no es todo, es sin embargo mucho -reconoció el cuadrado-. Pero yo presto también algunos servicios; soy la base, créeme, de los edificios más durables.

El círculo se encogió de arco.

– Tú eres estático y lo que no se mueve muere; así lo señalan las estadísticas. Yo soy movimiento y en ese terreno soy irreemplazable. Si las ruedas de las carretas fueran cuadradas, creo en verdad que sería difícil hacerlas avanzar.

Y así reñían durante días enteros. Nadie se atrevía a ponerlos de acuerdo. Habría sido un problema tan arduo y vano como el de la cuadratura del círculo.

Ahora bien, un día un niño que volvía las páginas del libro y al pasar hacía garabatos, dibujó rostros en una y la otra figura. El cuadrado quedó convertido en una cabeza austera y bigotuda. Al círculo le puso cabellos y pestañas en los ojos y le infundió un aire tan gracioso que era menester de toda evidencia pasarlo al género femenino y que por decencia se lo llamara una circunferencia.

Fácil es adivinar lo que ocurrió después. La curva y la rigidez que antes los había irritado durante tanto tiempo parecieron llenos de atractivos a sus sexos opuestos. Púberes, se miraron, luego se amaron y se casaron.

Al principio todo marchó bien. Es natural. La circunferencia se complacía en rodar sobre los lados de su cuadrado y experimentaba placer en demorarse en los ángulos duros que le cosquilleaban su curvatura.

Pero luego la circunferencia se cansó. Como era de cascos ligeros, no tardó en descubrir a polígonos menos monótonos en las cercanías de la página. Primero la sedujo el rectángulo por su silueta espigada. Mantuvo relaciones con él. Luego admiró la elegancia esbelta del rombo y el perfil aguzado del triángulo. También se solazó con el trapecio, y con el paralelogramo creyó que rendía el alma.

En su rincón, el cuadrado se aburría. Lo irritaba ser cornudo. Luego fastidiado se preguntó cómo podría reconquistar el amor y los favores de su voluble esposa.

Se puso a considerar a sus rivales y, como no era tonto, llegó a la conclusión de que era demasiado grueso.

«Demasiado grueso», pensó «y ¿por qué no confesarlo?, demasiado cuadrado». Habría querido transformarse pero, ¡ay!, sus ángulos, sus ángulos de ochenta grados, como él creía, habían sido determinados para toda la eternidad.

Como no podía deformarse, un día se le ocurrió la idea de plegarse. Lo hizo por su diagonal y, en virtud de una trivial maniobra, se redujo a la mitad con lo cual se convirtió sin más ni más en un triángulo isósceles y rectángulo.

La circunferencia, conquistada por ese audaz artificio, volvió a sentir gusto por su esposo.

De su hipotenusa la circunferencia se hizo un diámetro e hizo cuerdas de los lados que la estrechaban tensamente o bien se refugiaba en el hueco de sus bisectrices donde la abrazaba su tierno perímetro.

Pronto, sin por ello ser más o menos redonda, la circunferencia se encontró embarazada, pero no quisieron tener por hijo a una figura híbrida, ni siquiera a un pequeño polígono como aquellos grandes con los cuales ella no había tenido reparos en tratar.

Hicieron el voto de que en su momento la circunferencia diera a luz un teorema.

Y fue, en efecto, un teorema el hijo que tuvieron, un hijo grande y fuerte. Lo llamaron Pitágoras.

Teorema Pitagoras

 

Jean-Pierre Alem; Nuevos juegos de ingenio y entretenimiento matemático.

Cáceres

Probé la miel de los más sagrados
y exquisitos altares,
y le tengo más miedo a la penumbra
que a una noche profunda.
Me gusta el precipicio,
observar los límites, sentirlos,
vivir en nebulosas estelares.
Mi enemigo me empuja,
me atrae al centro del mundo…
Me estrello con la realidad más absurda.
Qué instante no merece,
por ser tan frágil y breve,
llamarse felicidad.
Todo saldrá bien, egoístas.
Pero me están matando,
¡no me dejáis vivir!

Antolín Álvaro Sanz

…hace mucho, mucho tiempo.

Pre-proposición

Brillas, reflejo del Sol,
la Luna y sus mares,
llenos de angustia, donde nado
como pez blanco por tu ausencia.
El dinamismo que atisbo
en mi movimiento browniano,
debido es, tan solo, al reto
que implica encontrarte.
Y luego, no dejarte escapar,
diluirnos como el humo
en una habitación a media luz
y asumir el riesgo de perderme
de mi mismo.

Antolín Álvaro Sanz

…hace mucho, mucho tiempo.