Fue en una de aquellas sesiones cinematográficas que se celebraban en la residencia universitaria Hernán Cortés de Badajoz, la primera vez que vi, en versión original subtitulada, Pi, fe en el caos. Me quedé sorprendido, asombrado, perplejo al ver ese nuevo tipo de cine que mareaba por su ritmo caótico tanto en la estructura de la narración como en el tratamiento de las imágenes, casi como si siguiera la irracionalidad del propio número que daba título a la película. El estilo, que me ha recordado en alguna ocasión a David Lynch, es sin dudar ni un momento el justamente apropiado para desarrollar una historia que, estudiando Física como me encontraba en esos años. marcó quizá mi gusto especial por las películas que posteriormente fui visionando de Darren Aronofsky.
Como tema central la ciencia, la historia de la búsqueda de Dios y de la Verdad, resplandecen a lo largo de toda la narración, quemando al protagonista que, al final, decide perder el supuesto don que posee para las Matemáticas en contrapeso para el logro de un mínimo de felicidad en su vida. Thriller, casi película de misterio, logra reflejar la angustia de una investigación en las penumbras del conocimiento humano, la soledad y aislamiento mental y físico de un científico que se mueve en el filo de la navaja.
Posiblemente, Réquiem por un sueño sea una de las películas con mayor contenido emocional que haya visto en toda mi vida. Las aventuras y desventuras del pequeño grupo de adolescentes o la situación crítica a nivel social en la que se encuentra la madre convierten algunas escenas en sofocantes, casi esquizoides. El daño que puede hacer la televisión a personas con una débil personalidad emerge a lo largo de todo el filme, arrasando la vida de los protagonistas y llevándoles a un infierno del cual parecen ser conscientes que no van a escapar. Angustiosa, salvaje, irónica hasta el final, trata el tema de las adicciones humanas de una forma tan cruda, que realmente asusta.
Varios años después, cuando de forma casi inconsciente, había olvidado la existencia de este director, llegó a mis manos (y a mis ojos y a mis oídos y a mi piel) La fuente de la vida, que personalmente me parece una de las películas más preciosas que se hayan hecho jamás (aunque no sé porqué ahora se me pasa por la cabeza la cinta de animación «El viaje de Chihiro»). Ahora, el tema central es otro anhelo humano: la inmortalidad, escapar del destino universal, de la muerte. Pero la muerte es tratada durante todo el filme como la condición necesaria para el resurgir de nueva vida; el ciclo del eterno retorno.
Técnicamente, Aronofsky va trenzando tres historias (la búsqueda de la fuente de la eterna juventud, la lucha contra la enfermedad y el viaje astral hacia el infinito) que confluyen hacia el final épico, apoteósico, de la narración: el conocimiento, la comprensión y aceptación del ciclo natural de la existencia. Por otro lado, el tratamiento de la fotografía y de la imagen es espectacular, dotando de un ambiente mágico, irreal a las escenas. Creo que esta película debería ser vista por todos los occidentales, ya que ayuda a la comprensión de ese tema tabú en nuestra sociedad, la muerte.
Poco después vino El luchador, protagonizada por Mickey Rourke (quizá el mejor actor para esa historia). Una película sencilla que cuenta una sencilla historia, pero que trata un tema crucial en la sociedad: el abandono de lo inútil, de lo que ya no sirve a nuestros propósitos llevado al terreno de las relaciones humanas. Y posiblemente no haya un espectáculo más adecuado para mostrar esta futilidad y apariencia en tales relaciones humanas que la lucha libre, donde todo es mentira, un inútil teatro que sólo puede ofrecer una violenta farsa.
Hace un par de semanas visioné Cisne negro, que había estado reservando como un buen vino, por si al señor Aronofsky le daba por tardar demasiado en sacar una nueva cinta (como prácticamente así ha sido). Otra vez magistral, el tema elegido es el afán de perfección como obsesión humana, que puede llegar a asolar la vida de una persona y que, echando la vista atrás ya es un tema que aparece de manera tangencial en Pi, fe en el caos, aunque allí fuera la obsesión por encontrar «la verdad» del matemático.
Y así llegamos a Noé, la película que había estado esperando como agua de mayo desde que conocí la noticia de que Darren Aronofsky iba a estrenar una superproducción en 2014: He de reconocer que la primera vez que la vi no pude escuchar demasiado bien los diálogos y tampoco estar muy atento a las imágenes, pero aun así me quedó una sensación negativa respecto a la película, quizá debida a las altas expectativas que había puesto en ella. No vi mucho sentido a la historia, me pareció insulsa, trillada, forzada, artificial y artificiosa, con efectos especiales anodinos, personajes desligados y criaturas que no me pegaban ni con cola, como esos incomprensibles ángeles caídos (y escribo todo esto antes de ver por tercera vez el film, muy posiblemente en v.o.s.). Como no podía creer que me hubiera parecido tan mala una película que yo esperaba como muy buena, volví a ver la película y, aunque tampoco pude estar demasiado atento (a veces es complicado sacar dos horas y veinte minutos de total ininterrupción, porque realmente hay que ver esta cinta muy atentamente para captar todos los mensajes), he cambiado bastante de opinión.
Como primer punto, algo deben representar para Aronofsky las flores que Cam arranca al comienzo de la película, pues si no recuerdo mal, también aparecen en La fuente de la vida, siempre mostrando la relación del agua con la destrucción y la creación de vida. Como segundo punto, es posible que esta cinta sea un crítica a la religión en general, católica en particular (quizá en sintonía con los orígenes polacos de este magnífico director), aunque este sea un punto delicado y, desde luego, muy personal e íntimo. Puede considerarse también como una crítica a la historia bíblica, que podría haber contado un mismo fenómeno de muchas maneras distintas, y que no puede tomarse, obviamente, como verdad literal, a pesar de investigaciones que dan peso a hipótesis tales como la apertura del estrecho de Gibraltar que hubiera ocasionado una gran inundación en el este del Mediterráneo, al crearse este mar. Como tercer punto, se pone de manifiesto la idea de que ningún ser humano posee el derecho sobre la vida o la muerte de otro ser humano. Como cuarto punto, se trata el tema de la usurpación de recursos naturales que la especie humana ha realizado desde tiempos inmemoriales justificándola con la visión antropológica de que «la creación fue hecha para servir al hombre». Como quinto punto (y, en mi opinión, puede ser el tema central de la película) aparecen enfrentados dos conceptos importantes en el desarrollo humano: la fe y las creencias frente al razonamiento y, en última instancia, la ciencia y la lógica. El daño que las creencias ciegas provocan en uno mismo y el efecto que pueden llegar a tener o tienen sobre los demás es constantemente reivindicado a través de la figura de Noé y su dicotomía en torno a los «mandatos divinos» provenientes de las visiones y el sentido común de que no puede matar…(en fin, hay que ver la película porque no contaré nada más). Y, por último, la relación enferma y de poder del hombre hacia el hombre a través del engaño y de la usura, relación que queda representada por el pecado de la muerte de un hombre a manos de otro hombre (Caín y Abel). Relación que, sin la ambición de tomar más de lo necesario, no sería necesaria entre los hombres y, en último término, entre los seres vivos, convirtiendo en sagrada y divina la interconexión presente en toda la naturaleza. (Siempre raspando filosofías orientales este Aronofsky).
Si el objetivo de esta superproducción es el de intentar eliminar la ceguera colectiva de aquellos grupos de personas que reniegan de cualquier razonamiento frente a la fe (el caso, por ejemplo, de las ideas creacionistas), aplaudo con energía esta última creación de Aronofsky. Si el objetivo es el de hacer una gran taquilla, creo que hay superproducciones mucho más apropiadas y específicas para ello, más simples, llenas de superhéroes, y que cualquiera es capaz de ver y comprender sin darle muchas vueltas a la cabeza (además de pensar que es posible que fracase en taquilla, sobre todo por el tabú religioso aún presente y por la renuencia a nuevas interpretaciones que la gente suele mostrar). En cualquier caso, es una película que trata una historia presente en el folklore popular desde un punto de vista totalmente nuevo, con impresionantes efectos especiales (como está al uso en todo lo que sale actualmente en la industria cinematográfica) y con un elenco importante de buenos y grandes actores y actrices. Merece la pena. Y yo sigo apostando por Darren Aronofsky como uno de los grandes de la historia del cine…y si no, tiempo al tiempo.
Tengo claro algo, prefiero las películas relajantes, para caos mental está la propia vida actual, a la gente se le debe dar sosiego no brutalidad, porque con el sosiego mejor se aprende, con la mente alocada mal vamos. No me gusta el tipo de realización cinéfila que tiene tanta movilidad, atrae la perturbación mental, al igual que ocurre con la música, depende del tipo de música así influirá en nuestra mente.
Y prefiero las películas de temas tradicionales, porque son con los que más se aprende, y me divierte la auténtica genialidad que me hace reír, como los guiones del gran maestro y guionista Rafael Azcona, las películas de Berlanga con el Imperio AustroHúngaro siempre metido. Y el magistral Buñuel, auténtico arte sin dudas.
Sería genial que te animases con lo de la cocina. Espero verlo pronto en tu blog 🙂
En cuanto a lo del cine, para mí la pena es que actualmente hay pocos artistas en este arte. Hay mucho, demasiado, negocio que sólo busca la taquilla, y la contra, con un cine que se mira demasiado el ombligo. No es fácil encontrar a alguien con una personalidad tan arrolladora como Aronofsky y que sea capaz de hacer películas que no sean únicamente para él mismo.
Espero que siga así durante mucho tiempo 🙂
Es como casi todo en el mundo: se prefieren hacer las cosas de mala calidad, algo más baratas aunque duren menos, que hacer las cosas bien hechas y que duren… Como afirmo en la entrada, apuesto por Aronofsky como uno de los muy grandes del cine a largo plazo (desde luego, directores, pocos de esta generación realmente pasarán y quedarán, no sólo en la historia del cine, si no en la del arte. Yo también espero que no haya que esperar mucho para otra película suya.
Lo de la cocina lo veo más difícil. Creo que los que hacéis publicaciones de este tema os lo curráis muchísimo y siempre fui un poco vago para trabajar… Además, improviso mucho y no podría poner en pie las recetas que hago, sólo colgar la foto del plato (tengo una subida en la publicación del romanesco), que suelo hacer de los platos bonitos y tal, pero no sé, quizá con el tiempo… (Tampoco sé si podría abrir otro blog, bajo mi usuario, por ejemplo: «Blog de Cocina de Antolo Mágico»).
En fin, ya iremos viendo, pero muchas gracias por tus ánimos.
Gracias por tus comentarios, dulcedelimon. Que tengas un día genial.
Cordiales saludos.
Hola. Es la primera vez que comento un post tuyo aunque hace un tiempo que te sigo.
Pero es que no puedo estar más de acuerdo contigo en lo que respecta a Aronofsky.
No he visto nada de este director que no me parezca una obra de arte llena, además, de un profundo contenido.
«Pi» la vi un poco tarde, después de maravillarme con «Requiem por un sueño». Luego vino «La fuente de la vida», que me parece una maravilla visual, una historia hipnótica que, eso sí, creo que va a ser muy difícil disfrutar si no entiendes que no tiene por qué ser realista por mucho que esté situada en una época «real».
Este mismo «problema» le vi a Noé. Agradecí que desde un principio Aronofsky dijera que era una fantasía, no una historia bíblica, que había que irla a ver con una mentalidad abierta.
Y me gustó, mucho. Me parece una de las críticas más feroces que he visto en mucho tiempo a la depredación que está llevando a cabo el hombre en nuestro planeta. Es un alegato ecologista como pocos he visto. Pero también una historia de cómo una buena idea, un buen sentimiento, puede acabar convertido en el peor de los fanatismos si no sabemos discernir que, ante todo, tenemos que ser capaces de separar lo que está bien de lo que está mal.
Y bueno, «El luchador» y «Cisne Negro», otras dos que tal.
Quiero hacer una mención a dos detalles que creo que son muy importantes en el resultado de las películas de este director:
– es un ARTISTA, así, con mayúsculas. Se nota en la fotografía de cada una de sus películas, en el montaje, en el respeto que muestra por aquello que rueda.
– la música de sus películas. Clint Mansell ha creado unas partituras bellísimas, y, a la vez, de una gran fuerza para sus películas.
Se nota que me gusta, ¿no? 🙂
Un abrazo.
Lo primero, muchísimas gracias por tu comentario. Respecto a «Noé», es cierto que en un primer momento me provocó cierto rechazo, como explico en la publicación, quizá porque esperaba mucho (aunque, en realidad, la vi pirateada, con mala calidad y en «latino»). Después, cuando he sacado tiempo y tranquilidad para verla completa (es larga) y con calidad de vídeo y de audio, me percaté de los detalles (como siempre en esto Aronofsky es un maestro) y de la profundidad con la que aborda temas actuales desde una recreación de una historia antigua…
En tercer lugar, estoy muy de acuerdo contigo en que la música de sus películas está totalmente adecuada a las historias que cuenta, pero sin restar protagonismo a la trama. Y también coincido con tu opinión respecto a la fotografía; es ese aspecto es magistral, creativo…
Me llena de alegría saber que hay gente por ahí que comparte, si no fanatismo (pues no soy fanático de nada), el gusto y placer intelectual que produce el visionado de las cintas de este magnífico director. Y de alegría también me llena compartir estos comentarios, que no muchas veces se producen en los «círculos sociales de la actualidad» (me da la impresión que el homo sapiens sapiens es cada vez menos sapiens).
Un cordial saludo.
Por cierto, me gusta mucho la cocina y a veces pienso en empezar un apartado del blog dedicado a los platos que preparo, pero me los como antes de echarles la foto… Enhorabuena por tu blog, me aporta muchas ideas culinarias. Gracias.