Pese a la inefable necesidad humana de constancia, el tiempo, todo, está en constante cambio…

El filósofo estadounidense Richard Rorty (1931–2007) entendía el territorio filosófico como un espacio narrativo que va proponiendo sucesivas descripciones del mundo, a modo de mapas de orientación, útiles para la mentalidad de cada época. En «La filosofía y la esperanza social», afirmó que un filósofo es “alguien que traza de nuevo el mapa de la cultura”. Bertrand Russell ya había dicho: ”Enseñar a vivir sin certezas, pero sin dejarse paralizar por la indecisión, es quizá lo más importante que la filosofía de nuestro tiempo puede todavía hacer por quienes la estudian”.
Rorty afirmaba también que una de las funciones principales del pensamiento es mostrarnos lo muy contingente y accidental que es el hecho de que hablemos el lenguaje que hablamos, creamos en los dioses que creemos y sostengamos las teorías incluso científicas que sostenemos.
¿Esto nos hace convertirnos obligatoriamente en cínicos o escépticos? No, pero sí nos anima a considerarnos a nosotros mismos con cierta ironía, a partir de la cual nuestra sociedad, posmoderna, burguesa y liberal, comprendería mejor al resto de culturas de la Tierra.

Fuente: Revista Filosofía Hoy (facebook).